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INTRODUCCIÓN A LA REHABILITACIÓN CARDÍACA

La enfermedad cardiovascular es la principal causa de morbimortalidad en el mundo occidental. Los que sobreviven se enfrentan a un futuro incierto, porque tienen un riesgo de muerte de 2 a 9 veces más alto que la población que no han sufrido un infarto de miocardio o una angina de pecho de alto riesgo. Además, viven actualmente cerca de 11 millones de pacientes con angina de pecho o infarto de miocardio.

Los pacientes que sobreviven a un ataque del corazón (IAM), tienen mayor riesgo de padecer otro evento en el corto plazo y en ellos se deben aplicar estrictas medidas de prevención secundaria. Este panorama brinda miles de candidatos a beneficiarse con programas de rehabilitación cardíaca (RhC), pero la realidad muestra que los pacientes que participan de programas de RhC constituyen sólo un pequeño porcentaje.

Los programas de RhC se desarrollaron en la década del 50, en respuesta a la gran incidencia de enfermedad cardiovascular. Hasta ese momento el tratamiento de pacientes con IAM incluía períodos de reposo en cama de hasta dos meses. Hoy, gracias a los modernos conceptos de RhC, los pacientes con IAM o los sometidos a procedimientos de revascularización requieren pocos días de internación y/o de reposo.

El objetivo principal es rehabilitar a las personas con cardiopatías para que puedan retornar a una vida activa, productiva y satisfactoria, disminuyendo el riesgo de nuevos eventos cardiovasculares. Esto se consigue estimulando un estilo de vida más saludable, optimizando el tratamiento farmacológico e integrando al paciente armónicamente a su ambiente familiar y sociolaboral.


DEFINICIÓN DE REHABILITACIÓN CARDÍACA:

Según el panel de RhC del Servicio de Salud Pública de EEUU, puede definirse de la siguiente manera: "La RhC es un proceso multifactorial que incluye entrenamiento físico, educación y consejos en relación con la reducción del riesgo y cambios del estilo de vida, y uso de técnicas de modificación de la conducta”.

La OMS, en su informe nº 270 define la RhC como “el conjunto de actividades necesarias para asegurar a las personas con cardiopatía una condición física, mental y social óptima, que les permita ocupar por sus propios medios un lugar tan normal como les sea posible en la sociedad”.

Para otros, los servicios de rehabilitación cardíaca se han definido como: "programas integrales, a largo plazo que incluyen la evaluación médica, prescripción de ejercicios, modificación de los factores de riesgo cardíaco, educación y orientación para los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio, se han sometido a una cirugía cardíaca o sufren de insuficiencia cardíaca o angina de pecho".

OBJETIVOS DE LA REHABILITACIÓN CARDÍACA:
A corto plazo pretenden conseguir una prevención de la discapacidad que resulta de la enfermedad, y obtener un grado de readaptación física que le permita al paciente reanudar las actividades ordinarias en su vida social, profesional y familiar.

A largo plazo los objetivos comprenden la identificación y tratamiento de los factores de riesgo que son determinantes en la evolución y pronóstico de la enfermedad con lo que se pretende evitar eventos cardiovasculares y hospitalizaciones y, en definitiva, mejorar el pronóstico.

La rehabilitación cardíaca consta de tres fases:
La primera fase (FASE I) comprende el manejo del paciente durante la estancia hospitalaria: el paciente iniciará la movilización precoz mediante ejercicios de las diferentes articulaciones y de tipo respiratorio, siendo estos últimos ejercicios de gran importancia sobre todo en la fase previa y posterior a la cirugía cardíaca

La segunda fase (FASE II) tiene una duración aproximada de 2 meses, aunque pacientes determinados puedan necesitar programas de mayor duración y se inicia lo más precozmente posible tras el alta hospitalaria, una vez que es posible clasificar por el cardiólogo el nivel de riesgo del paciente, mediante la evaluación de la historia clínica, evolución hospitalaria y tras el alta, así como con los tests diagnósticos oportunos (ecocardiograma, ergometría, medicina nuclear, etc.).

Finalmente existe una tercera fase (FASE III), comprende el resto de la vida del paciente y no necesariamente vigilada como las anteriores fases. Tras un informe escrito conjuntamente desarrollado por sus médicos cardiólogo y rehabilitador (entregado al enfermo y enviado a su médico de familia), el paciente debe continuar ejercitando el programa aprendido en la fase II (entrenamiento físico y control efectivo de los factores de riesgo junto con las otras medidas destinadas a controlar la enfermedad), pero puede desarrollar sus ejercicios ya sea en asociaciones de pacientes, clubes coronarios, centros de salud de atención primaria, polideportivos municipales o gimnasios, domicilio, etc.









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